Alcaldes y diputados locales de Morena, “cooptados por gobernadores”: Monreal
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Quince senadores y 25 diputados son los que le hacen falta a Andrés Manuel López Obrador para tener mayoría calificada, dos tercios, en el Congreso de la Unión.

La mayoría absoluta ya la tiene en la Cámara de Diputados (61.4 por ciento) y en el Senado (53.1 por ciento).

El virtual Presidente electo de México cuenta, además, con una mayoría en 19 de los 32 congresos locales.

En otras palabras, tiene a la mano la posibilidad de hacerle cambios a la Constitución, aunque ha dicho que eso no está en sus planes, por ahora.

Tanto poder concentrado en un solo hombre no es un buen augurio. No hay equilibrios. Hay riesgo de regresar a los tiempos de un Congreso “alzadedos”.

El candidato presidencial triunfador en las elecciones del primero julio se ha comportado en estos días como un estadista.

Parece estar consciente de que ya no es un líder social que lucha por mejorar las condiciones de existencia de los más desfavorecidos.

Andrés Manuel será presidente de ricos y pobres; hombres y mujeres; jóvenes y viejos; empresarios y trabajadores.

Estamos de acuerdo con su lema “Por el bien de todos, primero los pobres”, pero no debe olvidarse del resto de los mexicanos, aun los que no votaron por él.

Las señales que ha mandado difuminan temores sobre una posible lucha de clases, versión siglo XXI. No se vislumbra, por ahora, una confrontación gobierno-empresarios, como ocurrió en la década de los setenta con Luis Echeverría.

Las imágenes que hemos visto de las reuniones son amables, de armonía. Los empresarios prometen inversiones para el empleo y ayuda para los programas sociales.

El virtual Presidente electo ya se comprometió a no hacer confiscaciones ni expropiaciones ni a establecer un control de cambio.

Radicales como Paco Ignacio Taibo II o Martí Batres han permanecido tapados.

La “mafia en el poder” es una etiqueta de discurso de campaña. No la ha vuelto a utilizar. Disciplina fiscal y respeto a la autonomía del Banco de México son las divisas.

Los aumentos a la gasolina, que sí habrá, se harán de acuerdo con la inflación. Para la ayuda a los viejitos y a los jóvenes se aumentará el déficit presupuestal.

El humor ha cambiado radicalmente para tranquilidad de los mercados. Los mismos empresarios del Consejo Mexicano de Negocios a los que llamó “minoría rapaz”, sacaron ayer un video en el que ofrecen apoyar al próximo gobierno.

Va bien Andrés, muy bien. Ojalá se prolongue esa concordia por el bien de México.

Preocupa, eso sí, la Reforma Educativa. Su anunciada cancelación no debe dar lugar al regreso de privilegios, comisiones y plazas heredadas en el magisterio.

Si las va a retirar tiene que remplazarla con otra reforma que incorpore sugerencias del magisterio para mejorar la educación, pero no deben regresar las prebendas, las plazas heredadas y el manejo de la lana para los líderes sindicales.  Sería un retroceso.

  • Belinda tenía razón cuando ingenuamente lo destapó en redes sociales. Marcelo Ebrard será canciller en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Al virtual Presidente electo lo van a criticar por el nombramiento. Ya lo verá. Le van a recordar que el exjefe de Gobierno tiene una factura pendiente con lo de la Línea 12 del Metro.

El nombramiento es un acierto. AMLO necesita de sus mejores hombres para los cargos clave. En un mundo global, y éste lo es, necesita de sus mejores hombres.

Andrés Manuel no es hombre de mundo. Siempre ve hacia adentro. Ha viajado poco. El mundo no es lo suyo. Prefiere concentrarse en México. Cuando le preguntan sobre diplomacia responde siempre lo mismo: la mejor política exterior es la política interior.

Una filosofía que está bien para los discursos en campaña, pero no para el próximo gobierno de México.

Marcelo, sin duda, tiene un mejor perfil para el cargo que Héctor Vasconcelos, quien figuraba inicialmente como canciller en el gabinete inicial de López Obrador.

El tema no le es ajeno al exjefe de Gobierno. Es licenciado en relaciones exteriores. Fue subsecretario del ramo un lapso en los noventa y funcionario en la ONU.

La mayor parte del sexenio de Peña Nieto vivió en Francia y en Estados Unidos. Es un grillo nato.

Vasconcelos se sentirá más cómodo en el Senado. Ya lo perfiló el candidato electo como el futuro presidente de la comisión de relaciones exteriores de la Cámara alta. ¿Tiene duda de que lo será? Yo no.

  • Televisa le ganó ayer una queja al PAN en el TEPJF. La empresa protestó por la difusión de un spot de Ricardo Anaya sobre los riesgos de “venezuelización” de México.

El promocional utilizaba, como ilustración, fragmentos de una producción identificable como Foro TV.

Eso, en opinión de los recurrentes, podría crear una percepción equivocada de su labor periodística, ya que la ciudadanía podría identificarlos con la ideología del PAN.

En un principio, la Sala Especializada desechó la queja. Argumentó que la identificación de Foro TV en modo alguno generó confusión en la ciudadanía.

Pero ayer la Sala Superior revocó la sentencia, por considerar que el promocional sí confunde al electorado al exponer propaganda con un pretendido soporte noticioso, sin un uso adecuado, lo cual brinda información carente de veracidad.

  • Ricardo Anaya y su grupo condujeron al PAN a su peor resultado electoral en 40 años. Uno de sus lugartenientes, Marko Cortés, se autodestapó para ocupar la presidencia nacional de ese partido.

¿Cómo se le dice a eso? ¡Ah sí! Qué poca vergüenza…