Altares de Noche de Muertos en Michoacán; elementos que lo conforman y significado
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Los altares de Noche de Muertos en Michoacán, tienen un significado místico, fiel a la creencia de que los seres queridos regresan por un momento a la tierra

Morelia, Michoacán.- La Noche de Muertos está cerca y en las comunidades indígenas de Michoacán, ya se puede ver la vendimia de las flores de cempasúchil, que tienen una forma y aroma característica que solo en esta época se puede sentir. En los altares que revisten la ribera del Lago de Pátzcuaro, esta flor es fundamental.

Los panteones y camposantos de esta región se visten de amarillo y naranja, los caminos entre ellos están iluminados con velas naturales, y el aroma del copal inunda en cada paso de las tumbas que ya están ornamentadas con sus tradicionales arcos, alimentos, bebidas, y otros elementos que son característicos de esta noche.

Altares de Noche de Muertos en Michoacán; elementos que lo conforman y significado
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Las ofrendas en la región del Lago de Pátzcuaro son distintas, pero encierran el mismo significado. Por ejemplo, con las flores se hace el símbolo de una cruz, ya sea en el piso, o en los arcos de madera que se colocan en las tumbas. Se trata de los cuatro puntos cardinales y no de la cruz católica como muchas veces se piensa. La cruz en la cosmovisión de los indígenas, significa la unión entre el camino, el cielo, la tierra y el inframundo.

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En todas las ofrendas se colocan cirios o luminarias naturales, de cera pura. Estas representan la permanencia en la tierra de las almas, es decir, de aquellos seres queridos que ya partieron. Además, son apoyo para que en los días 1 y 2 de noviembre, iluminen el camino por el que han de regresar a convivir con los suyos al mundo terrenal. También tienen un significado en honor al Dios Curicaueri, del sol y el fuego.

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De acuerdo a las tradiciones indígenas de Michoacán, la luz de las velas también alumbra el camino para aquellos que todavía no trascienden, pues en su cosmovisión, un alma podría quedarse en la tierra hasta un año después de morir. Y la luz del cirio, les atrae para que finalmente “sigan el camino a la luz” y vayan iluminados por ella hasta el cielo.

El humo que tradicionalmente se coloca en un incensario simple y regularmente es aromático por el copal, significa la asunción del alma con los dioses; es decir, desde la tierra los indígenas ayudan a quienes no han trascendido (que tienen un año o menos de fallecidos) puedan con la luz y el humo, ir hasta el cielo.

La sal también se coloca en un altar de muertos, esta ayuda para vitar que el cuerpo se destruya y también tiene un significado católico, el bautismo. Los alimentos que se ofrecen son regularmente aquellos que más gustaban al difunto y para los indígenas, significan un sustento en la que será su nueva existencia.

El agua es para calmar la sed de las ánimas y además el elemento fundamental de la vida en la tierra. Se ofrece para que durante su camino tengan la suficiente para saciar la sed. La tierra, representada por el pan, frutas y verduras crudas, se colocan en reconocimiento a la madre tierra, que es de suma importancia para las comunidades indígenas.

Cuando los altares son en casa también se coloca un camino de pétalos de flores de cempasúchil, para que los difuntos lo reconozcan y puedan llegar sin demora a sus hogares, a convivir con los suyos durante un momento. O bien, para que a través de la luz puedan transitar hacia la otra vida, la que hay después de la muerte.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana