Lázaro Cárdenas
Foto: Cortesia/Gerardo A. Herrera Pérez.

Por muchos años he trabajado con la intención de que la construcción de discursos sea con lenguaje incluyente y no sexista; pero también que el lenguaje utilizado en la construcción de nuestros discursos cotidianos sea de respeto a los derechos humanos, de igualdad y no discriminación, con perspectiva de género, visibilizando a hombres y mujeres en su ejercicio de diversidad sexual, y desde luego con una visión de interculturalidad.

La aspiración de contar con un lenguaje que no incluya ideologías: machistas, misóginas, clasistas, racistas, xenófobas, homófobas que lastimen la dignidad humana y que violenten los derechos humanos, parece ser inalcanzable. Si bien no es fácil impulsar acciones de promoción de la diversidad cultural, es fundamental trabajar en acciones que permitan lograr estos esfuerzos, para mantener la tolerancia, el respeto y un dialogo franco y abierto, en dónde se reconozcan las diferencias de pensar, pero donde se acepten que todos tenemos los mismos derechos.

Pese a ello, la construcción del discurso que estamos escuchando, incluso viendo de manera mediática y a través de las redes sociales, y que es emitido por diferentes actores políticos y sociales, nos remite a una visión intolerante frente a diversos personajes y actores políticos que se encuentran hoy en la escena pública, ya por haber alcanzado el triunfo en las elección del pasado 1 de julio, o bien porque son familiares de quienes alcanzaron este triunfo, y muchos de estos personajes son de la alianza “Juntos haremos historia”, que aglutino a los partidos políticos de Morena, Pes y PT.

Es altamente ofensivo para los nuevos actores sociales, que nunca habían incursionado en la política y que ahora realizaran política en los congresos locales o el Congreso del Unión sean denostados y atacados ya sea por su forma de vestir, por los tatuajes, o bien por su orientación sexual, es más que a los niños también se les pueda señalar por teñirse el caballero; pienso que con independencia de quien sea el ser humano o la persona, no se puede violentar los derechos humanos y la dignidad de las personas generando discriminación y violencia verbal, a través de señalarse de manera estereotipada, prejuiciosa y estigmatizante a dichas personas.

Me refiero en concreto a estos actores sociales que son nuevos en la toma de decisiones de la política, como es el caso de la persona a quien le apodan el mijis (diputado por Morena en SLP), o bien los compañeros Temístocles y Celeste, quienes son personas con orientación sexual distinta a la hegemónica y que son diputados electos, o incluso, al pequeño hijo del Lic. Andrés Manuel López Obrador, que lo han criticado por teñirse parte de su cabello.

El clasismo que observamos en estos discursos, se opone claramente a una visión con la cual se ha construido nuestros discursos desde hace años, es decir de darle legitimidad a todo aquello que significa el hombre o mujer de color blanco, altos, heterosexuales, sin discapacidad, no indígenas, la mujer pasiva y el hombre activo sexualmente hablando, para en su caso despreciar y discriminar lo que no es de dichas características.

Lo que observamos, es que la denostación es hecha justamente con una visión clasista y racista, misógina, homófoba que pretenda excluirlos de lo “correctamente aceptado”.

Me parece que lo primero que debo precisar, es que estos nuevos actores políticos visibilizan la existencia de amplios grupos sociales que no han estado representados por el poder legislativo como las personas tatuadas o con perforaciones, así como las personas con orientación sexual distintas a la hegemónica o con identidad o expresión de rol de género; hoy al parecer eso cambio, y eso significa que en democracia nos podemos acomodar pero nunca asimilar, somos diferentes, por ello, nuestro marco jurídico privilegia la diversidad cultural.

Pero también debo precisar la importancia de que con independencia de sus condiciones de preferencias, identidades sexuales, de teñirse el pelo, de tener tatuajes o perforaciones en el cuerpo, nadie puede ser discriminado por estas razones; pero igualmente tenemos reconocimiento de que todos disfrutamos del derecho al libre desarrollo de la personalidad, y ello es suficiente para que en una democracia puedan existir legisladores con estas características u otras que no les impiden desarrollar un trabajo para la colectividad.

Me parece que la denostación, la estigmatización, la discriminación y violencia verbal de la cual han sido objeto dichas personas, debe de poner en alerta a las nuevas autoridades electas para reorientar los programas institucionales y de diseño de política pública en las instituciones como las del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, o bien generar los exhortos que se puedan realizar a los organismos autónomos constitucionales de derechos humanos para impulsar una gran campaña de creación y desarrollo de conciencia social, que incluya todos aquellos elementos que permitan mejorar el dialogo, la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la convivencia que generen las condiciones de paz social.

Por lo pronto, sería conveniente que nos permitiéramos como sociedad entender que vivimos en pluralidad, que vivimos en diversidad y que ello implica el reconocimiento en las diferencias de conformidad con el párrafo quinto del artículo primero de nuestra Constitución, pero también el reconocimiento de que todos los seres humanos nacemos con los mismos derechos.

Finalmente expreso que a una semana de las elecciones más grandes que ha tenido México, vivimos una estabilidad social; me parece que eso es muy bueno, da certidumbre, pero también legitima el triunfo del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, deseo que todos los pronunciamientos y ofertar de la campaña se traduzcan en el diseño de políticas públicas que mejoren las condiciones de vida de la población.

No obstante y por ser un hombre feminista, me parece que requerimos seguir trabajando con mujeres en un marco de evitar la violencia, necesitamos por ello, trabajar en el diseño de nuevas masculinidades, que ofrezcan mejores condiciones de vida a la población, a las familias, a las niñas, a las mujeres adolescentes y jóvenes, como también a las mujeres adultas y mujeres adultas mayores.

Agradezco a Fabián Estrada, comunicador de Jiquilpan comprometido con las causas de justicia social, sus comentarios y reflexiones para la elaboración del Debatamos Michoacán. Reitero a mis lectores, hombres y mujeres, su paciencia, hoy estamos iniciando una nueva época en Debatamos Michoacán. Mil gracias.