Desilusión y desanimo como estrategia política (Parte I)
Foto. Cortesía

Por: Enrique Rivera Hernández

Sufriendo el pueblo de México un golpe certero desde la desilusión y el desánimo a partir de la crisis económica y alimentaria causada por las devaluaciones del peso mexicano en los periodos de los ex presidentes López Portillo y Miguel de la Madrid, la estrategia siguió con el fraude electoral.

El día 13 de Julio de 1988, aproximadamente a las 3:10 de la Madrugada, el entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Jorge De la Vega Domínguez externo el triunfo de Salinas de la siguiente manera, “México triunfó y dio a Carlos Salinas de Gortari una victoria contundente, legal e inobjetable”.

Posteriormente, el mismo día de 1988 se le otorga el triunfo oficialmente a Carlos Salinas de Gortari, ello mientras el entonces recién nombrado presidente de México expreso, “Estoy convencido del triunfo de mi partido. El mundo tendrá que reconocer este ejemplo que dieron los mexicanos en esta jornada democrática, al acudir a las urnas y conservar la paz y la tranquilidad”.

El fraude se había consumado.

Y la desilusión y el desánimo una vez más cobraban fuerza en la población mexicana.

El fraude se concretó por el entonces titular de la Comisión Federal Electoral Manuel Bartlett, con la frase “se cayó el sistema” y manifestando que según los datos obtenidos, Carlos Salinas de Gortari había sido favorecido por el 50.4% de los votos de los mexicanos, seguido de Cuauhtémoc Cárdenas con un 30.8% y Manuel Clouthier por un 17.1%.

Ante tales declaraciones de Carlos Salinas y Manuel Bartlett, de nada sirvieron las manifestaciones masivas en todo el País contra el fraude Electoral; sin embargo quizá también habría que reconocer que apartir del año de 1988 y el fraude electoral, se sentaron las bases para la transición política, generando incertidumbre en el partido hegemónico de la historia de México.

Sumado a todo este fraude electoral; en el periodo de Carlos salinas de Gortari (1988-1944) se privatizaron 390 empresas Estatales, es decir el 63% de las empresas propiedad del Gobierno Mexicano.

Se privatizaron; ALPURA, DINA, TELMEX, BANAMEX, BANCOMER, SERFIN, las carreteras, las aerolíneas (AEROMEXICO), las compañías de Siderurgia (Altos Hornos de México), cadenas hoteleras, medios de radiodifusión como IMEVISIÓN que posteriormente se convirtió en TV azteca, por mencionar tan solo algunas.

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El entonces Presidente Carlos Salinas Gortari explicaba en cadena nacional, que con las privatizaciones el Estado Mexicano obtendría mayores ingresos en sus finanzas, ganancias que posteriormente serian destinadas a abonar para la deuda Externa e Interna, así como para generar apoyos sociales en beneficio de toda la población del País.

Beneficios que únicamente llegaron a cuenta gotas por algunos meses a la población, generando posteriormente el desmantelamiento de las propiedades de la nación y consecuentemente mayores crisis económicas y sociales en la sociedad mexicana; provocando una vez más una desilusión y un desánimo generalizado, teniendo un impacto en la visión de política en las comunidades.