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El día sábado 21 de enero de 2017 Donald Trump ha recibido su primer amanecer en la casa blanca como presidente en ejercicio de los Estados Unidos de América. Puede decirse que a partir de esta fecha el período presidencial del magnate estadounidense ha comenzado formalmente.

En el mundo hay mucha preocupación e incertidumbre respecto a las decisiones que tomará el nuevo mandatario de EUA, especialmente por parte de países ubicados en América Latina, Europa y Medio Oriente. Todo ello debido a que Trump ha propuesto ideas que promueven el proteccionismo, el ultra-nacionalismo y el aislacionismo, lo cual sin lugar a dudas afectará de muchas formas la política mundial.

Sin embargo enfocándose en su primer año al mando de EUA, Trump tendrá grandes retos por delante, no solo por llevar adelante la mayoría de sus promesas de campaña, sino también para resolver los problemas a los que deberá hacer frente Estados Unidos.

Entre esos problemas están, generar un crecimiento económico mayor en el PIB estadounidense, replantear la estrategia de la situación de seguridad en el medio oriente, especialmente en Siria e Iraq, reducir las tensiones políticas con Rusia, revisar las relaciones tanto políticas como comerciales con la Unión Europea, Latinoamérica, China y Japón.

Como se recordará,  los puntos principales de campaña de Trump estaban centrados en poner fin a la mayoría de los tratados de libre comercio, como el TPP o el TLCAN, imponer fuertes aranceles a los productos que provengan de empresas estadounidenses instaladas en el extranjero para forzarlas a producir en EUA, así como incrementar el gasto militar; vigilar las comunidades musulmanas en suelo estadounidense, sacar a EUA de tratados en defensa del medio ambiente, deportar a millones de migrantes ilegales, y por supuesto construir un enorme muro en la frontera con México.

Algunos analistas consideran que es imposible que Donald Trump pueda cumplir todas sus promesas y afrontar los retos actuales que tiene EUA al mismo tiempo, sin embargo al magnate no parece importarle mucho la opinión de ningún experto más que los de su propio equipo; esto se refleja desde el día 20 de enero de este año, a menos de una hora de haber tomado protesta, Trump comenzó a firmar decretos, entre los que destacaba uno que era especialmente diseñado para iniciar el proceso de desmantelamiento del llamado “Obama Care”, todo ello para mandar la señal de que desde el primer día el nuevo mandatario estaría trabajando para cumplir sus promesas.

Aunque si bien  es cierto, las metas planteadas por Trump en teoría si son posibles, por ejemplo,  la construcción del muro, el fin del TLCAN, la deportación masiva de migrantes, la vigilancia de los ciudadanos musulmanes e incluso la salida de EUA de tratados ambientales, llevarlas todas a cabo resultaría sumamente difícil, no solo por el costo económico a mediano y largo plazo sino porqué el llevar a efecto todas estas propuestas también generaría un enorme desgaste político e incluso hasta un posible enfrentamiento con el poder legislativo federal, a pesar de que este último esté controlado por el mismo partido de Trump. También no sobra decir que Donald Trump nunca ha tenido ninguna experiencia en la administración pública y que realmente confía sus dotes de liderazgo en toda su experiencia como empresario.

Ciertamente el nuevo presidente de EUA tiene muchos desafíos que deberá pasar, sin mencionar el riesgo latente de que nuevos problemas se le presenten en un futuro próximo. Si bien la personalidad de Trump es de alguien competitivo y con gusto por los desafíos, el papel como presidente es muy complicado, especialmente el de una nación tan importante como lo es EUA.

Trump deberá generar consciencia de que cualquier acción que tome en su mandato no solo repercutirá en su imagen política y en la vida de los estadounidenses, sino que también alterará de forma considerable la situación en las distintas regiones del mundo.

Para bien o para mal Donald Trump ya inició el ejercicio de la presidencia, por ende al mundo ya solo le resta esperar para ver cuales serán sus verdaderas acciones, y aunque lo correcto sería darle el beneficio de la duda al nuevo ejecutivo estadounidense, el resto de los países del orbe debe seriamente considerar la posibilidad de vislumbrar un nuevo orden mundial sin EUA como protagonista principal, pues como dice el dicho “más vale prevenir que lamentar”.