La Iglesia Católica alerta sobre la posibilidad de que El Salvador se transforme en una cárcel internacional, tras acuerdos con Estados Unidos.
La Iglesia Católica ha solicitado al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que evite que el país se convierta en “una gran cárcel internacional”.
Esta petición surge tras los acuerdos firmados con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, que permiten deportar a cientos de personas, principalmente venezolanos, a una megacárcel en El Salvador con capacidad para 40,000 reclusos.
Durante una visita a la Casa Blanca, Bukele y Trump sellaron una alianza que ha sido criticada por el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, quien expresó en rueda de prensa:
“Les pedimos a nuestras autoridades que no permitan que se convierta nuestro país en una gran cárcel internacional”.
Bukele, considerado un aliado clave de Trump en la lucha contra la migración irregular, manifestó su disposición a colaborar con Estados Unidos.
“Nos están ayudando. Se lo agradecemos”, afirmó el mandatario salvadoreño durante su encuentro en la Casa Blanca.
El arzobispo Escobar también mencionó opiniones que alertan sobre la posibilidad de que “El Salvador sería un nuevo Guantánamo”.
Este territorio, arrendado por Cuba a Estados Unidos desde 1903, alberga una base naval y una prisión estadounidense.
El artículo advierte que El Salvador podría convertirse en una cárcel para que Estados Unidos envíe a sus prisioneros, reduciendo los costos en comparación con Guantánamo.
Escobar instó al gobierno a evitar esta situación, subrayando que “a ningún país le conviene ser cárcel de otros países”.
Muchos de los deportados a El Salvador provienen de la prisión en Guantánamo.
Además, los 2.5 millones de salvadoreños que residen en Estados Unidos son cruciales para la economía salvadoreña, ya que las remesas que envían representan el 23% del PIB en 2024.