Intolerancia y racismo
Foto: José María Estrada Martínez

Por José María Estrada Martínez.

“Los países de la Unión Europea van cada uno por su
lado defendiendo una soberanía insensata”
Luigi Ferrajoli

El pasado 27 de marzo, El País publicó una interesante entrevista que le fue hecha a Luigi Ferrajoli, quien confinado desde su casa en Roma, reflexiona sobre la forma del mundo que tendrá después de la pandemia que nos azota. Para el filósofo y jurista italiano, el cambio climático, las armas nucleares, la hambruna, la falta de medicamentos, el drama cotidiano de los migrantes y, hoy en día, la crisis generada por el COVID-19, evidencian un preocupante desajuste entre la realidad de nuestro mundo y la forma política y jurídica con la que tratamos de gobernarnos. Lo cual, deja entrever que estos y otros grandes problemas globales, no se encuentran en las agendas de cada nación.

Cabe señalar que la reflexión hecha por Ferrajoli, nace de un movimiento político de naturaleza ciudadana cuya primera asamblea tuvo lugar el pasado 21 de febrero en Roma, donde su finalidad en el marco de este contexto es el promover una Constitución de la Tierra, la cual, deberá instituir una esfera pública internacional que se encuentre a la altura de estos desafíos globales y, en particular, que conlleve una serie de funciones e instituciones supranacionales de garantía de los derechos humanos como de la paz.

Ferrajoli quien es considerado uno de los fundadores del denominado “constitucionalismo planetario”, señala que ante los tiempos aciagos en que vivimos, deben ser un parteaguas respecto al despertar de la razón, generando con ello conciencia de nuestra fragilidad como de nuestra interdependencia global.

En lo que toca al caso de la experiencia europea, particularmente a lo acontecido en Italia y España respectivamente con el COVID-19, Ferrajoli señala como la Unión Europea (UE) debió haberse hecho cargo de la crisis desde un principio, al contar esta, con los instrumentos jurídicos para ello contemplados en el propio Tratado sobre el Funcionamiento de la Unión, el cual, establece en su artículo 222 titulado Cláusula de solidaridad, que “la Unión y los Estados miembros actuarán conjuntamente y con espíritu de solidaridad cuando un Estado miembro sea víctima de una catástrofe natural”.

A las acciones acontecidas en el viejo continente, el filósofo y jurista italiano puntualiza que de los 27 países miembros de la UE, cada uno ha ido por su lado con diversas, e inclusive, contrarias estrategias dando uso de un discurso demagógico en defensa de una insensata soberanía. En otras palabras,  cada nación ha actuado de manera aislada y opuesta a lo que implica de facto el gran consenso político, jurídico, económico, como de acciones que presupondría la UE.

Finalmente, Ferrajoli en la breve entrevista referida, cierra haciendo alusión a dos reflexiones:

La primera, a cómo la democracia jamás debe admitir excepciones, esto, en razón de que el estado de alarma, de emergencia y/o de excepción que se han tratado de implementar durante esta pandemia, no son compatibles con el garantismo que debe prevalecer respecto a los derechos fundamentales en una democracia, apostando con ello, a que existan otros medios y mecanismos que limiten más no prohíban la libertad de circulación y de reunión necesarias.

Y la segunda, el redireccionamiento en la toma de decisiones de coordinación y de adopción de medidas más o menos homogéneas entre las diversas naciones que configuran la UE, para que el actuar de dicha entidad política, sea el paradigma a otras naciones en sus esfuerzos por consolidar formas políticas y jurídicas de gobernanza, ya que sí no son eventualmente globales, si de carácter regional.

El mensaje de Ferrajoli si bien tiene una esencia puramente académica, así como bien ello ha transitado a un movimiento ciudadano que clama la conformación de una Constitución de la Tierra que haga frente a los grandes retos que estamos viviendo, debe servirnos de reflexión para el repesar temas como la protección de nuestros derechos fundamentales como la tutela de bienes comunes como el agua, el aire, los grandes glaciares, las reservas naturales; un fisco global capaz de financiar los derechos sociales a la educación, la salud y la alimentación básica, ya proclamados en diversos instrumentos internacionales.

A manera de cierre, hoy la pandemia del COVID-19 es solamente la antesala de situaciones complejas que están por venir, y el hecho de idear una Constitución de la Tierra por utópica que sea, sería la única respuesta racional como realista a los grandes desafíos en el futuro próximo de la humanidad según Ferrajoli.

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