Introspectiva pública
Introspectiva pública

Mexicanas frente a la impunidad y la indolencia

Justo antes de que la epidemia por COVID-19 se propagara en México, miles de mujeres salimos a marchar para manifestarnos contra la violencia. Ese 8 de marzo de 2020, muchas lo hicimos por primera vez y, al día siguiente, nos unimos al paro nacional “Un día sin nosotras”, buscando ser un movimiento de conciencias que sensibilizara a la población sobre nuestra ausencia y el hartazgo de las conductas normalizadas que atentan contra nuestra dignidad y terminan por justificar las agresiones, desapariciones y muertes por razones de género, respaldadas por la indolencia de un amplio sector social.

En el aniversario de estas muestras de unidad femenina, que alcanzó tal magnitud como nunca antes, también está por cumplirse un año del confinamiento que obligó a una alarmante cantidad a recluirse en los sitios donde deberían sentirse más seguras, si no fuera porque son el seno en el que comienzan las conductas violentas hacia ellas: sus hogares, los lugares de donde deben emanar los valores y principios que sean la base de una sociedad justa e igualitaria.

¿Qué dicen las cifras oficiales?

Con base en el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la tasa de feminicidios mantiene una tendencia al alza, con 939 casos registrados en México durante 2020 (sin contar la cifra negra, por supuesto). Febrero y junio presentaron los números más elevados -93 y 94, respectivamente- casi alcanzando al pico mayor de los últimos seis años, que fue diciembre de 2018 con 98, el mes en que Andrés Manuel López Obrador comenzó a gobernar el país.

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Mientras que los presuntos delitos de violencia de género, en todas sus modalidades pero distintos a la violencia familiar, crecen aceleradamente. De 2015 a 2020, incrementaron en un 146.2 por ciento –de 1,645 a 4,050-, con 400 incidentes en el punto máximo, correspondiente a septiembre. No se avizora un panorama alentador para 2021, con 291 hechos en enero.

Y, nuevamente, la pasada anualidad se lleva el primer lugar de las últimas cinco, en llamadas telefónicas de emergencia al 911, cuantificando 260 mil 067, a diferencia de las 92 mil 604 de 2016 -aumentaron en un 180.8 por ciento-. Marzo, el mes de las manifestaciones feministas y del inicio del confinamiento por COVID-19, el de mayor incidencia, con 26 mil 171.

Esta información proviene de la instancia que sienta las bases de coordinación y distribución de competencias, en materia de seguridad pública, entre la Federación, los estados y municipios… no de los “adversarios” del actual presidente de la República, quien siempre tiene otros datos para desestimar la realidad que enfrentan las mexicanas, acusando a “la derecha” y “los conservadores” de atacar a su gobierno… cualquiera que sirva de pretexto para no reconocer su responsabilidad –o mejor dicho, irresponsabilidad- en la situación.

Una nueva vuelta al Sol

Hoy, estamos conmemorando una vez más el Día Internacional de las Mujeres, con manifestaciones masivas a lo largo y ancho de México. En la víspera, Palacio Nacional fue amurallado con vallas de seguridad, para proteger el edificio, según afirmó el mandatario mexicano.

Sin embargo, la protección concedida a este inmueble, no se ha traducido en estrategias que nos brinden una barrera repelente contra la violencia. Porque no hay transformación, la decadencia se acentúa.

Prueba de ello es que, en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), persiste la aspiración de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, pese a la existencia de una carpeta de investigación por una denuncia de violación en su contra, entre otros antecedentes no menos turbios. Incluso, legisladoras e integrantes de su mismo partido, exigen que abdique, aún sin éxito. La respuesta de López Obrador, quien califica estos hechos como artimañas políticas en tiempos electorales, es un espaldarazo a un individuo que sigue gozando de total impunidad.

Mientras que, en Michoacán, ostenta la candidatura a gobernador por Morena, Raúl Morón Orozco, cuyo discurso relativo a las mujeres no ofrece más que lugares comunes y palabras sin trabajo previo que lo respalden, como sucedió a su paso por la Presidencia Municipal de Morelia. Así, la omisión y la negligencia son también perjudiciales y una proyección de lo que podría suceder si gana la contienda estatal.

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En tanto, hay quienes aprovechan sus cargos públicos en la administración municipal para seguir promoviendo al aspirante morenista y, de paso, sacar raja política de las manifestaciones legítimas de mujeres en la capital michoacana.

Tal es el caso de la secretaria del Ayuntamiento moreliano, que haciendo uso de su investidura como funcionaria y en una clara violación a los códigos electorales en la materia, recordó este lunes, en una declaración emitida a medios de comunicación locales, el supuesto “gesto empático” del edil con licencia, que no mandó retirar de inmediato las pintas y pegatinas del Centro Histórico el año pasado, producto de las marchas feministas.

Así, la empatía y el reconocimiento a los movimientos sociales por las autoridades en funciones, no son útiles sin acciones gubernamentales que abonen al cambio y el goce pleno de nuestros derechos humanos. Las mujeres no necesitamos más palabras vacías sin resultados que les den sustento y congruencia.

Y, hasta entonces, seguiremos en la lucha.