foto: Francisco Zepeda

Se dice llamar Salome pero también recuerda  que anteriormente su familia la conocía como Elosnia, también asegura que su soledad se debe a que nunca buscó un compromiso marital por temor a dejar desamparados a sus padres. Hoy, Salome o Elosnia, da igual, ha olvidado su propia edad y sin el respaldo de ningún allegado, pasó a ser un  huésped más de la Casa de los Abuelos Miguel Hidalgo.

Una charla de casi 20 minutos bastó para conocer la soledad que persigue a Salome, una ancianita que hoy en día desconoce cuántos años tiene, aunque por las arrugas en su rostro y su carente dentadura, podría decirse que rebasa los 60, pero su  aspecto no importa, pues con optimismo asegura que tiene unos “cincuenta y tantos”.

Ella vivía hace un año en la Tenencia de Santa María, según explicó en entrevista, al momento de comentar que nunca se casó por cuidar a sus padres, pero también por reconocer  que el miedo la invadía cuando pensaba en tener hijos o un esposo a quien responderle en casa.

“Yo viví siempre para mis papás, porque ellos me dieron lo que pudieron siempre, lo menos que podía hacer era responderles y estar con ellos hasta que diosito los requiriera”, platicó Salome, quien paradójicamente terminó siendo ignorada y olvidada en un asilo que se ha convertido en su nueva  casa.

Los momentos alegres  que Salome externó  fueron  vagos, pues la soledad en su andar  parece haber sepultado todo recuerdo de lo que algún día fue su vida, una vida vestida de sucesos fugaces que compartió junto a  sus padres,  a quienes siempre destacó durante una entrevista realizada al interior del asilo Miguel Hidalgo.

foto: Oscar Guerrero
foto: Oscar Guerrero

El rostro de Salome comenzó a desencajarse y a evidenciar lágrimas en sus ojos, cuando recapituló el cómo  de tener una familia, pasó a jugarse la vida entre las calles de la Tenencia de Santa María, mendigando y buscando noche a noche un techo que le permitiera soñar y olvidarse un poco de lo que era su amarga realidad.

Ante una improvisada grabadora de celular, platicó que cuando sus padres faltaron y la soledad comenzó a resentirse en su vida, trabajó limpiando casas o lavando ajeno, pues atinadamente subrayó que “todo oficio que diera de comer… era bueno”.

Cuando los años la alcanzaron, lamentó que no tuvo algún hermano, tío o amigo que la pudiera respaldar, aun cuando ella nunca se olvidó de quienes le dieron vida. “No había nadie, en mi soledad muchas veces traté de buscar a alguien pero… no, estaba sola, como siempre lo he estado”, agregó.

Al cuestionarle sobre si algún familiar sabe que actualmente pasa sus días viviendo en el asilo Miguel Hidalgo, con fluidez confirmó que no, y que la única visita que ha recibido fue hace unos meses; sin embargo, los años la han hecho olvidar quién fue su visitante, pues sólo recuerda que era una señora acompañada por un par de infantes.

 “La encontramos en una casa, estaba sola y dormía en un tapete, no estaba con ningún familiar que la protegiera”, comentó  Cristina Oseguera de Solís, quien actualmente se desempeña como Jefa de Departamento en la Casa de los Abuelos Miguel Hidalgo.

Con todo y su soledad, Salome añora volver a Santa María, en donde si bien reconoció que no tenía  nada ni a nadie, se sentía viva y completa, bajo el arropo del recuerdo de sus padres.

“Yo aquí estoy a gusto, como y duermo cuando yo quiera, no ando trabajando o mendigando, pero de todos modos extraño mi casa, extraño Santa María, porque es mi hogar”, enfatizó la señora Salome.

Prometiendo que algún día regresará, Salome concluyó la entrevista, que se convirtió más en una charla, agradeciéndole a la vida por todo lo que le ha dado, pese a que a sus “cincuenta y tantos” ignora si alguien la espera en casa, o si a algún familiar podría sentirse preocupado por ella.

“Cuando me preguntaban: ¿oye… y con quién vives tu aquí?, yo les decía que con la voluntad de dios, porque mis familias están en sus casas, y yo estoy solita, y así me voy a quedar solita”.

 

Asilos, repletos de gente olvidada

foto: Francisco Zepeda
foto: Francisco Zepeda

Hoy, la Casa de los Abuelos Miguel Hidalgo cuenta con  41 huéspedes, de los cuales 21 son mujeres y 20 hombres, según detalló la Jefa de Departamento del asilo, Cristina Oseguera de Solís, quien a su vez reconoció que es poco el interés que los familiares de los asilados muestran, en torno a las necesidades de los mismos.

En entrevista, la encargada del asilo refirió que de los 41 adultos mayores que habitan en el asilo, al menos un 10 por ciento vive en total abandono de sus familias; mientras que el resto, recibe una atención hasta cierto punto moderada.

“En estado de abandono total será un 10 por ciento, sí hay personas que tienen familia, pero no están completamente al pendiente de ellos, pero hay otros que sí aunque no puedan cuidarlos en sus casas”.

Al ser abordada en torno al trato que reciben las personas que ahí habitan, considerando el  vacío que suelen sentir algunos de los asilados, comentó que este hueco  trata de cubrirse tanto  con su incorporación a distintas actividades físicas, como con festejos de cumpleaños o incluso  visitas al cine.

Bajo este escenario, la encargada del asilo Miguel Hidalgo resaltó la necesidad de que “la gente tome en cuenta que todos llegamos a una edad avanzada, y por lo mismo es importante que tratemos a nuestros familiares como en algún momento querremos que nos traten”.

Realidad del adulto mayor en Michoacán

Con base en datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al interior de la capital michoacana en 2010 habían alrededor de 60 mil 300 adultos mayores en el municipio, y considerando que hay un crecimiento  anual del 5 por ciento,  actualmente existen entre 78 mil u 80 mil en Morelia.

A nivel estatal las cifras de igual manera presentan estadísticas de gran consideración, pues según el Inegi por cada 100 habitantes, 14 son adultos mayores, lo que significa que la entidad se ubica por encima de la media nacional, la cual contempla una población de edad avanzada del 11 por ciento.

Pese al número de adultos mayores que registra la entidad, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía también nos muestra que tan sólo un 9.64 por ciento goza de servicios de salud;  mientras que el 40 por ciento vive en total abandono.

En relación a las ocupaciones que tiene el adulto mayor, se destaca que el 25 por ciento vive en situación de calle; el  34.7 de la población de edad avanzada es economicamente activa; el 3.8 por ciento se dedica a la construcción; otro 23 por ciento al comercio o a  prestar un servicio; y tan sólo un 15 por ciento se identifica con  goce de pensión y/o jubilación.

Con todo y estas cifras, se  continúa omitiendo brindar atención a los  familiares que han llegado a una edad avanzada, cuando, al menos en la capital michoacana, existen únicamente 14 asilos subsidiados tanto por el sector gubernamental como por la ciudadanía.