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Las malas noticias no se tardaron en llegar este 2017. En apenas una semana el dólar estadounidense, de 20 pesos en que se cotizaba, está a punto de llegar a 22 pesos respecto al tipo de cambio. La empresa Ford acaba de anunciar que retirará la inversión para instalar su planta en San Luis Potosí debido a las presiones de Donald Trump. En tanto el gobierno mexicano ha hecho el anuncio de un aumento del 20% en el precio de la gasolina, lo cual ya está repercutiendo en el precio de otros productos.

Es precisamente en esto último donde más ha habido reacción popular, toda vez que un aumento en el precio de la gasolina,  evidentemente incrementará el costo de otros productos y servicios de primera necesidad como las tortillas, el pan, la electricidad o el transporte público lo que golpeará terriblemente los bolsillos de millones de familias en todo el país.

Esta reacción popular ya se ha venido manifestando en lo que va de la semana desde que se hizo el anuncio del incremento en combustibles y ha adquirido varias formas. La más común ha sido la manifestación en lugares públicos, así como también el uso de automóviles con pintas para manifestar el repudio, desde luego también se ha empleado a las redes sociales para manifestar el enojo contra estos aumentos, sin embargo lo verdaderamente preocupante es el hecho de que en estas manifestaciones se han gestado actos vandálicos que van desde el daño en la propiedad de personas ajenas al alza de combustibles, hasta el saqueo masivo en tiendas y gasolineras.

Desde luego es entendible el enojo popular que hay ante estas medidas, pero eso jamás podrá ser justificación para afectar a personas que nada tienen que ver con estas medidas del gobierno federal, de hecho estas acciones vandálicas lo único que reflejan es que realmente la sociedad tiene valores muy similares a la clase política que tanto critica, pues al parecer el saqueo y la rapiña no son exclusivos de los políticos mexicanos.

Pese a las molestias e incomodidades que han generado las manifestaciones, debe señalarse el aspecto positivo de las mismas pues también ha habido protestas donde se han generado actos de solidaridad ante estas medidas del gobierno, como por ejemplo aceptar algunas pintas en los automóviles privados y de transporte público para protestar e incluso generar artículos informativos respecto del tema en las redes sociales, algunos con información debidamente fundamentada,  por parte de personas alejadas de los asuntos políticos, pero que se han sentido obligadas a la solidaridad con una sociedad que se queja y protesta de las medidas de gobierno.

Ciertamente estos incrementos en los combustibles, como en otros insumos, han permitido que la sociedad mexicana se vea reflejada en un espejo y que de forma detallada pueda darse cuenta que a veces es sumamente hipócrita respecto a la clase política-dominante a la que supuestamente le tiene repudio pero que en realidad es más bien envidia, de la que se olvidan cuando resultan   beneficiados con cargos y acciones de gobierno,  a su vez les ha permitido darse cuenta de que también a veces es una sociedad mucho más solidaria y empática de lo que se cree.

No hay que olvidar que los políticos mexicanos no provienen de otro lugar más que de la misma sociedad mexicana que es donde desarrollan sus valores, principios y desde luego su conducta. Si estos políticos se comportan de forma irresponsable e irrespetuosa con la ley y con la ciudadanía, es porque de cierta forma la sociedad mexicana los ha formado para tener esa clase de comportamiento.

Para nadie es un secreto que los gobiernos, especialmente aquellos que son electos democráticamente, de cierta forma resultan ser el reflejo de la sociedad que los elige.