Foto: Héctor Tenorio

La estrepitosa caída del PRI en las elecciones del 2016, abre las puerta de par en par al secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade Kuribreña, recordemos que era el caballo negro en la contienda interna priísta y hoy pareciera ser la mejor opción. No muy lejos de él, está el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, su mayor obstáculo es la cercanía con el presidente de la Republica Enrique Peña Nieto, esto le restaría votos dentro de dos años. Quienes quedan descartados son: Aurelio Nuño Mayer titular de la Secretaria de Educación Pública, pierde terreno, anunció que cesarán a 4 300 maestros que se han ausentado de manera injustificada; mientras, Manlio Fabio Beltrones Rivera dirigente nacional del tricolor amagó con impugnar la mitad de los procesos electorales. En la oposición todo es fiesta, el dirigente del PAN Ricardo Anaya Cortés se levantó como el gran ganador, podrá competir por la candidatura presidencial contra la ex primera dama Margarita Zavala Gómez del Campo y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas. En la izquierda Andrés Manuel López Obrador a pesar de que no ganó ninguna gobernatura, puede presumir que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), obtuvo 700 mil votos más que el año pasado.

Después de la jornada electoral del 5 de junio, Meade Kuribreña salió a dar la cara, negó que los resultados sean producto del mal humor o de un franco rechazo al PRI, no convenció a nadie. Sin embargo, tiene de aliado a Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda y Crédito Público, ambos forzaron en el 2011 la renuncia del dirigente nacional del PRI Humberto Moreira Valdés que opacaba al entonces candidato presidencial Peña Nieto. A Meade le favorece su pasado panista combinado con su presente priísta, es la suma del neoliberalismo que nos ha gobernado desde 1982. Su paso por Relaciones Exteriores le dio mucho fogueo. A mitad del sexenio lo nombraron titular de Sedesol donde empezó a repartir recursos a manos llenas, su bandera electoral es el combate a la pobreza. A esto se suma que su imagen no se encuentra tan desgastada como la de Osorio Chong quien todavía marcha con buen paso en las encuestas.

En este complejo escenario, a nadie le sorprendería si el blanquiazul regresara a Los Pinos, están contentos con las alianzas que materializaron con el PRD y esperan poder repetirlas. La opinión pública pone a Anaya Cortés de abanderado presidencial de los azules, vive un momento glorioso, logró cortar la racha perdedora que arrastraban los panistas desde el 2012. El problema que enfrenta es disciplinar al mandatario poblano Moreno Valle Rosas y convencer a Zavala Gómez del Campo que no intente ser candidata presidencial independiente. La tarea no se ve fácil.

En otra trinchera, también hay sonrisas, López Obrador mantiene firmes sus aspiraciones para ganar la presidencia de la república, tuvo un aumento significativo en la votación en Zacatecas, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo y Puebla. Además Morena ratificó que ha aumentado su control en la capital del país, triunfó en 9 de las 16 delegaciones. Lo único preocupante fue la baja participación de la ciudadanía. Los resultados dejan fuera de combate al Jefe de Gobierno del Distrito Federal Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Los analistas coincidieron que en este proceso electoral el voto de castigo se tradujo en una mayor alternancia del poder. Existe un hartazgo por la corrupción que ha prevalecido en los cuatro años de la actual administración. Ya veremos que pasa el próximo año en el Estado de México, Nayarit y Coahuila. Lo más emocionante está por venir. La elecciones del 2018 serán de pronóstico reservado.