alfonso solorzano
Foto: Cortesía

Este año se cumplen  190 años del Congreso de Panamá, convocado en 1826 por el legendario héroe latinoamericano Simón Bolívar; en esa asamblea el libertador sudamericano planteó la idea de generar una confederación de estados latinoamericanos con el objetivo de unir a los recién independizados países de sus metrópolis europeas. En sí la idea era que las naciones latinoamericanas generaran una política exterior común, se promoviera la integración tanto económica como militar y se rechazara la injerencia de los europeos en el continente americano, además de buscar la ayuda para la independencia de las naciones caribeñas.

Observando nuestra actual realidad, nos podemos dar cuenta que ese proyecto jamás logró ser concretado,  divergencias políticas e ideológicas se interpusieron en el camino, así como la intromisión indirecta del Reino Unido y de los EUA impidieron otros intentos de unificación latinoamericana en el siglo XIX.

Sin embargo las ideas de la integración de América Latina aún prevalecen y siguen existiendo ideólogos que apoyan esa integración, como lo fue en su momento el Che Guevara o Francisco Morazán, no obstante con los diferentes cambios geopolíticos y las distintas mutaciones ideológicas, los caminos para la integración latinoamericana han sufrido modificaciones que aún no terminan de comprenderse.

Quizá este sea el siglo donde más se han generado múltiples intentos de integración latinoamericana, no solo en lo económico sino también en lo político y cultural. Organizaciones como Mercosur, UNASUR, ALADI, SICA, Petro Caribe, entre otras han tratado de apoyar la integración de diversos estados de Latinoamérica.

Pero ¿Y qué pasa con México? Por raíces histórico-culturales México es una de las regiones más importantes tanto en términos políticos como económicos y sociales en América Latina, sin embargo es un poco decepcionante que México ha sido uno de los países con mayor lentitud en el camino hacia la integración latinoamericana. Esto se debe a muchos factores, pero principalmente son dos los elementos que apartan a México del resto de la región latinoamericana.

El primero de ellos es la lamentable y terca insistencia en tener un monopolio fáctico de socios comerciales en el extranjero, específicamente en nuestro país ese monopolio es la relación comercial “semi-exclusiva” que tenemos con EUA. Y no es que sea malo tener buenas relaciones con nuestro vecino del norte, sin embargo resulta sumamente arriesgado concentrar más del 80% del comercio exterior con EUA, no tanto por el hecho de que en algún momento tengamos alguna ruptura diplomática que agrave las relaciones comerciales, sino más bien por el hecho de que si de alguna forma la economía estadounidense es golpeada por algún tipo de crisis, ya sea política, económica o social, México saldrá prácticamente con el mismo daño económico que recibiría la economía de EUA. Es por ello que México debería de diversificar su comercio exterior con otros países y que mejor que con los pueblos latinoamericanos por cuestiones de cercanía tanto geográfica como económica.

El segundo punto es quizá la razón más fuerte del poco interés mexicano en la integración latinoamericana, y es el hecho de que no hay una ideología política consolidada en algún partido o movimiento social importante, si bien durante el sexenio de Felipe Calderón, México se integró como miembro oficial de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), esta acción fue más simbólica, quedando únicamente en formalidad pero no en efectividad la participación de México en la integración entre naciones de Latinoamérica; otra acción de integración más reciente fue la formación de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México), un bloque económico que tendría beneficios para cada uno de sus miembros, en este caso, la incorporación de México se hizo gracias a Enrique Peña Nieto, no obstante la realidad es que esta alianza fue impulsada indirectamente por los intereses de EUA para restar influencia política en la región a otras alianzas inter-latinoamericanas que se oponían a la hegemonía política estadounidense en la región.

Es algo triste el hecho de que en México no estén en escena movimientos o partidos que incluyan la ideología de la integración de México con el resto de América Latina, ni siquiera los llamados “partidos de izquierda”, que supuestamente poseen ideología de progresismo social y que según son críticos del sistema económico del capitalismo estadounidense, poseen el principio de buscar la integración con el resto de naciones de Latinoamérica, lo cual sin lugar a dudas han sido  múltiples oportunidades desperdiciadas.

La integración de México con el resto de América Latina, no sería solo un aporte económico para tener un comercio exterior mucho más diversificado, sino también sería excelente oportunidad para conocer sobre las distintas experiencias políticas de las demás naciones de Latinoamérica,  aprender de sus errores y aciertos y aplicarlos a nuestro propio sistema, y por supuesto esta integración serviría también para generar un verdadero intercambio cultural entre las distintas sociedades latinoamericanas y así generar un mejor panorama de nuestra región.

Ojalá que en algún momento el estado mexicano comience a buscar un verdadero acercamiento con el resto de Latinoamérica, independientemente del movimiento o partido político que esté ejerciendo el poder, haciendo prevalecer la ideología que impulsó en su momento  Simón Bolíva: la visión de una Latinoamérica fuerte y unida.


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