alfonso solorzano
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Luego delas elecciones del 1 de julio habrá una nueva administración federal; en Michoacán una buena parte de las administraciones municipales cambiarán entre septiembre y octubre de este mismo año.

En el caso de los municipios, prácticamente todos renovarán a los miembros del ayuntamiento, incluyendo no solo a los funcionarios electos sino también a todo el equipo de auxiliares y trabajadores que complementarán a las nuevas autoridades electas. En cuanto al congreso local la totalidad de sus integrantes cambiarán, es decir se tendrán nuevos diputados y por lo tanto nuevos equipos que los estén auxiliando.

Por lo que se refiere al poder ejecutivo, debido a que algunos miembros del gabinete estatal contenderán por puestos de elección popular, puede darse la posibilidad de que para octubre tengamos nuevos miembros en algunas secretarias estatales.

Sin embargo, al final, ya sea a nivel local o federal, la renovación de las administraciones públicas producirá un reseteo en la mayoría de los puestos de trabajo. Es decir, muchos de los que actualmente trabajan en la burocracia serán sustituidos por nuevas personas.

Esto último sin duda alguna es preocupante, saber que con cada nuevo gobierno que llegue se hará una renovación de buena parte de la burocracia únicamente genera incertidumbre para las personas dependientes del puestos público en el que actualmente laboran, ya que saben que hay posibilidades reales de que sea depuestos de su cargo precisamente por la falta de un servicio público profesional de carrera.

Es una realidad que la falta de un servicio civil de carrera en la administración pública genera entorpecimiento y lentitud para resolver los problemas correspondientes a la esfera pública, toda vez que al estar renovando cargos cada tres años o seis, dependiendo de la esfera de gobierno de que se trate, la burocracia debe gastar una buena parte de su tiempo capacitándose y aprendiendo la técnicas necesarias para desempeñar su labor, lo cual desde luego incrementa el riesgo de lentitud en los trámites y a su vez eso termina por incentivar la corrupción.

Sin mencionar que, tal como ya se mencionó, genera incertidumbre en los propios trabajadores de la burocracia al no tener una garantía de que sus puestos estarán a salvo en la próxima mudanza electoral administrativa, lo cual termina impulsando a muchos de los trabajadores públicos a “apoyar”, en algunos casos hasta en contra de su voluntad, a los funcionarios electos que tengan el interés de reelegirse para el puesto en el que se encuentran.

Desde luego, esto no es ni justo ni democrático, para empezar los trabajadores que son eficientes en su puesto deberían tener garantías de permanecer ahí aun con el cambio de autoridades del área donde estén trabajando, salvo que sean trabajadores de confianza o miembros directos del equipo de trabajo del nuevo funcionario electo.

La idea de un servicio civil de carrera debe de concretarse ya en todos los niveles de gobierno, de esa manera se tendrían mejores burocracias, la corrupción en esta parte del sector público se reduciría, y se tendría una política electoral mucho más democrática y con menos clientelismos, debido a que así los miembros de la burocracia de algún sector no se sentirían coaccionados a operar a favor de algún candidato.

Claro está, la profesionalización en el servicio público no es la única preocupación que hoy en día debe tener el país, pero sin duda alguna es un factor primordial que ya debe resolverse, de lo contrario la nación seguirá sumida en la incertidumbre e ineficacia burocrática con cada cambio de administración.