Para desaparecer cuerpos: desde quema y fosas, hasta cocodrilos
Foto: Internet

En Michoacán para desaparecer cuerpos, las prácticas de los grupos criminales va desde el uso de fosas, terrenos fangosos y la quema, hasta arrojarlos a los cocodrilos. En la última fosa detectada en Villamar, suman ya 22 restos los rescatados.

Los municipios de Lázaro Cárdenas, Zacapu, Chilchota, Jacona, Tangamandapio, Yurécuaro, Venustiano Carranza, Pajacuarán, Villamar, Cuitzeo, Coeneo, Zamora, son algunos en los que se ha registrado este fenómeno.

El caso más reciente fue en el lugar denominado Los Negritos del municipio de Villamar, en donde hasta el momento se han localizado un total de 22 cuerpos.

Margarita López Pérez, de quien su hija Yahaira desapareció en 2011, actualmente es diputada local y forma parte de la Comisión Especial de Investigación y Combate a la Desaparición Forzada de Personas y los Desplazamientos Forzados creada en el Congreso del Estado en esta Legislatura.

Sobre el caso de Villamar narra las dificultades que se han enfrentado desde el primer día en el proceso para recuperar restos en Los Negritos, en donde las condiciones físicas del lugar han complicado los trabajos.

De entrada apunta que el primer día en que se arribó al lugar los trabajos no pudieron arrancar debido a que hizo acto de presencia grupos delictivos, “la gente se retiró del lugar y al otro día se retomó con un una mayor fuerza de reacción por parte del Ejército, Guardia Nacional y Fiscalía General del Estado”.

Son 22 los restos que Margarita López refiere se han encontrado en el lugar, cinco corresponden a mujeres, el resto hombres. “Se trata de restos óseos, porque el recuperarlos con tejido ha resultado muy difícil, es una zona fangosa que incluso para caminar batallas mucho porque se te sume el pie”.

“Incluso al querer sacar los cuerpos, el tejido se queda pegado en el lodo y se arranca, por lo que lo que se acaba recuperando son restos óseos y prendas”.

La misma gente del lugar, comentó a los buscadores que es sabido cómo las vacas en busca del agua de la laguna, cruzaban por esa zona fangosa y quedaban sumergidas, sin posibilidad de salir de ahí, “es un lugar muy peligroso, donde no podemos exponer a las familias y donde tiene que ir gente realmente capacitada”.

También dentro de esa zona se tiene en la mira la laguna que está en Los Negritos, pues han recabado testimonios que aseguran que en ella también eran arrojados cuerpos para desaparecerlos.

“Estamos viendo la posibilidad de contar con el apoyo de los buzos que anteriormente tenía la Policía Federal, no sabemos si todavía se cuenta con ellos en la Guardia Nacional, y si no, solicitarle a la Marina un equipo de buceo”.

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En el municipio de Lázaro Cárdenas, apunta que se tiene también referencia de una laguna en la que se arrojaban cuerpos, aunque en este caso aún es una versión extraoficial.

No obstante, Margarita López refiere sobre el municipio porteño que la desaparición de cuerpos es algo conocido y documentado en el lugar.

“Hace algunos años recuperamos ahí algunos cuerpos. En una zona en la que hay cocodrilos nos dimos cuenta que los animales ya estaban hastiados de tanta comida, entonces llegamos a recuperar gente completas, fueron tres personas completas y una persona sin una parte de la rodilla hacia abajo, como que nada más le habían dado una mordida”.

“Arrojar los cuerpos a los cocodrilos es una de los modos que utilizan para desaparecerlo, eran tantos que los animales no logran devorarlos todos. Sabemos que los cocodrilos tienden a tragar una parte y el resto que ya no se come, lo guarda entre las plantas acuáticas, los manglares”.

Margarita López refiere que el modus operandi es variado, y que recientemente detectaron que en el municipio de Zacapu se está echando mano de la quema de cuerpos.

“Los queman, hacen hornos en pozos, ahí colocan los cuerpos, les ponen llantas encima y les rocían gasolina, la grasa corporal aviva la llama y los restos tienen a desaparecer por completo”.

Ella narra: “nosotros nos dimos cuenta porque estábamos trabajando de búsqueda en la parte baja de un lugar y vimos que la parte de arriba una quema; nos fuimos metiendo entre las brechas y cuando llegamos todavía estaba caliente. Recuperamos algunos fragmentos y vimos que los habían tapado con unas láminas de galvanizado, lo que originó que al agarrar los fragmentos y los cráneos que quedaban se hicieran polvo“.

“Ahí recuperamos miles de fragmentos, tardamos tres meses, y nos llamó mucho la atención que mucho de lo que recuperábamos eran dientes de bebé, dientes de leche, cientos de dientitos de leche”.

Patricia Monreal ejerce el periodismo desde 1996 en Michoacán, México. Ha laborado y colaborado en diferentes medios nacionales y locales, así como en proyectos independientes tanto en investigación, como reportera, editora, columnista, caricaturista...