Jaime Arturo Vazquez
Foto: Cortesía

Las últimas semanas han sido muy violentas para Michoacán. La muerte por calcinación de nueve personas en San Juan Tararameo, municipio de Cuitzeo; el asesinato del alcalde de Pungarabato, Guerrero, en el municipio de Huetamo; o la emboscada registrada en Ziracuaretiro donde tres policías federales murieron a manos del crimen organizado, son una muestra inobjetable de que nuestro estado literalmente se incendia.

Los anteriores sucesos se suman a los recientes actos vandálicos de quema de autobuses de pasajeros en la carretera Pátzcuaro-Uruapan, por parte de estudiantes normalistas, los cuales, además, dejan de manifiesto los vacíos de autoridad del gobierno de Silvano Aureoles Conejo.

Son sucesos que de ninguna manera deben considerarse como aislados. Los últimos meses hemos sido testigos de noticias que realmente inquietan. Algunas que se me vienen a la mente son: 1. Dos cuerpos sin vida envueltos en cobijas encontrados en el Municipio de Lázaro Cárdenas; 2. Un hombre colgado y maniatado en Huiramba; 3. El atentado contra la caravana del grupo musical El Recodo en La Piedad; 4. El cadáver encontrado con signos de tortura en la tenencia de Guacamayas; 5. Los narcobloqueos de la delincuencia organizada; entre otros.

Hay centenares de comentarios en las redes sociales que denuncian la violencia; cada día se escribe un artículo sobre el incremento de la inseguridad; peor aún, los medios de comunicación siempre tienen una nota roja sobre Michoacán. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, al mes de junio se habían registrado un total de 1,082 homicidios dolosos, 100 más con respecto al periodo inmediato anterior.

La violencia parece no ceder. Hay agrupaciones de ciudadanos que nuevamente vuelven a tomar las armas para hacerse justicia por propia mano. Las denominadas “autodefensas” no han sido del todo erradicadas. Esto quiere decir que los ciudadanos confían menos en las autoridades o no creen que haya justicia. Tan sólo en el corredor costero Lázaro Cárdenas-Zihuatanejo se han registrado más de 100 asesinatos durante el primer semestre de este año.

¿Hay un retroceso en los avances alcanzados con la Estrategia Michoacán del Gobierno Federal? Todo parece indicar que sí. De acuerdo con la Procuraduría General de la República, PGR, en la región de la Tierra Caliente existe una disputa por el territorio entre los cárteles de la droga. Están identificados el Cártel de Jalisco Nueva Generación, escisiones de los otrora Caballeros Templarios, Los Viagras y Guerreros Unidos. La información muestra que nuevamente el crimen organizado está instalando sus centros de operaciones.

Insisto, Michoacán literalmente se incendia y no se ve a un verdadero capitán que comande para apagar el fuego. ¿Realmente hay un verdadero compromiso de las autoridades locales? No lo sé, a mí me parece que el gobernador está más preocupado en la afiliación de Miguel Ángel Mancera al PRD y en la sucesión presidencial de 2018, que en los problemas que atañen a todos los michoacanos.

Cada día se registran nuevos conflictos. El Michoacán que se nos pinta en franca recuperación no lo es en la realidad. La inseguridad sigue siendo una amenaza. ¿Qué relación guarda la actual administración con la de sus antecesores? Mucho, principalmente en tratar de ocultar la inseguridad que se vive en muchos municipios. ¿Qué pensarán aquellos michoacanos que han perdido a un familiar, han sido víctimas del secuestro o la inseguridad, cuando Silvano Aureoles declara que son casos aislados? No me imagino la frustración que han de sentir.

No todo es nota roja. Hay cosas positivas que de encausarse de manera correcta, con voluntad política, la inyección de recursos y la suma de todos, pueden ayudar a transformar a Michoacán. Tenemos un campo próspero, un puerto estratégico, una infraestructura carretera y logística de gran envergadura; estamos construyendo municipios atractivos a la inversión, ejemplos como Ciudad Hidalgo o La Piedad lo demuestran.

Acaso nuestra entidad está condenada a vivir con la inseguridad y la zozobra del crimen. Me niego a pensar que así sea. El gobernador tiene que dejar de alimentar su vanidad y dejar su frivolidad para después. Es momento de que entregue resultados a la sociedad. La gobernabilidad no se gana en los reflectores, con decisiones mediáticas, sino con respuestas de fondo.

En Michoacán es necesario erradicar la violencia relacionada con el narcotráfico y la delincuencia organizada. Sólo así se logrará otorgar certidumbre a los inversionistas, generar los empleos que demandan los michoacanos y construir un estado próspero. Sin duda, el gobernador como primer paso tiene que entender la urgencia de realizar un cambio en la estrategia de seguridad, sentarse a gobernar y hacer cambios en un gabinete que muestra un nivel lamentable para los retos del estado.

Quizá nuestras autoridades deberían empezar a estudiar la conveniencia de solicitar nuevamente la intervención de las fuerzas federales para recuperar la tranquilidad y la paz en algunos municipios. ¿Qué esperamos en este momento que se incendia Michoacán? Un bombero que sepa apagar los incendios y nos guie a través de la reconciliación a recuperar la tranquilidad perdida. Ese personaje aún no existe, sin embargo, lo necesitamos con urgencia.

Como postre…

 

¿Con el cambio de dirigente nacional del PRI, la dirigencia estatal finalmente asumirá el papel de oposición constructiva, propositiva y responsable o continuarán siendo el patiño del señor gobernador?