alfonso solorzano
Foto: Cortesía

En las últimas semanas una serie de eventos –algunos de ellos trágicos-  han sido la nota principal en los medios del país, como los asesinatos de periodistas los planteamientos de estrategias electorales para este año y el próximo, así como el caso reciente de una ejecución extraoficial perpetrada por un elemento del ejército mexicano, temas que permanecen frescos en la sociedad general.

Todos estos sucesos no son factores aislados que se suscitaron de un momento a otro, en realidad provienen de otros factores anteriores que a su vez provienen de una situación política, social y económica que ya tiene manteniéndose varios años. Se considera que a partir del año 2010 el estado mexicano en todo su conjunto comenzó a dirigirse a un camino muy accidentado que parece haber desvirtuado su propósito.

Los estados nacionales nacen siempre con un propósito, el cual normalmente supone “velar por la seguridad y libertad de sus ciudadanos”, claro está que los propósitos pueden variar de un estado a otro dependiendo de las circunstancias de desarrollo histórico-social pero en esencia la mayoría de los estados en teoría procuran estabilidad y seguridad para todos sus habitantes.

En particular el estado mexicano actual fue en teoría “diseñado” para dar no solo seguridad física y jurídica a sus ciudadanos, sino también seguridad social (educación, salud y seguros) así como garantizar la libertad y la participación política a través de la democracia y los partidos políticos. Sin embargo la historia demostró que solo se llegó a “medias” a estos propósitos.

El estado mexicano nacido a raíz de la revolución fue rápidamente dominado por una clase política originaría de Sonora (fracción sonorense de la revolución), este grupo sería el que en la práctica edificaría las distintas instituciones político-burocráticas que servirían para que el estado mexicano lograra pleno control de los distintos sectores sociales del país. A lo largo de los años el estado mexicano posrevolucionario únicamente estaba garantizando la parte referente a la seguridad física y social, dejando olvidados los elementos de libertades civiles y políticas así como la seguridad jurídica que en teoría garantizaba la constitución.

Con los distintos movimientos políticos en las décadas de los ochenta y noventa, y posteriormente con la llegada de la oposición a distintos cargos públicos, se pensó que el estado mexicano redirigiría su política hacia el camino por el que teóricamente se había planteado, sin embargo nuevamente se puede percibir una disyuntiva sobre si el estado mexicano realmente transita por la vía prometida o por donde debería ir.

Como se mencionó anteriormente, el problema de la inseguridad para el ejercicio de ciertas profesiones como lo es el periodismo, la falta de credibilidad en lo que respecta al estado de derecho, y las extrañas alianzas y comportamientos electorales de los distintos partidos políticos han colocado sobre la mesa el tema de hacia dónde debe dirigirse el estado mexicano.

La actual crisis de seguridad quizás es el elemento más detonante de la replantación del estado mexicano, ya que es un hecho práctico que todos los estados deben garantizar la seguridad de su población; si actualmente el debido proceso no es respetado y las leyes solo pueden ser invocadas a medias, puesto que hay servidores que gozan de impunidad práctica, entonces el estado está fallando en uno de sus propósitos principales.

Dentro de este factor cabe el referente al ejercicio periodístico y de libertad de expresión; al no haber un clima de seguridad y respeto a la ley, es cada vez más difícil efectuar una expresión de ideas o de información que sea sobre un tema socialmente sensible como lo puede ser la violencia, el narcotráfico o la política entre otros, ya que precisamente al no haber suficiente seguridad grupos que podrían verse perjudicados por información difundida de manera imparcial, actúan para proteger sus intereses empleando normalmente métodos ilegales que van desde las amenazas hasta el secuestro y asesinato. El estado mexicano debe generar las condiciones adecuadas para que cualquiera que lo desee pueda realizar una autentica expresión de ideas u opiniones sin tener que ser violentado en los derechos que se consagran en la ley.

Finalmente, respecto a la actuación reciente de los diferentes institutos políticos, debe señalarse que es realmente preocupante la forma en la que están procurando el ejercicio de poder. La aceptación de antiguos militantes de otro partidos en MORENA sin tener un filtro político-ideológico muy exigente, la planeación de futuras alianzas políticas por parte de partidos ideológicamente diferentes, y en algunos aspectos hasta incluso contrarios, como lo es la alianza PAN-PRD, asi como la indiferencia del PRI respecto a los políticos que actualmente pertenecen a este partido vinculados a conductas delictivas, entre otros ejemplos, ponen en cuestionamiento la legitimidad del actuar de los distintos institutos políticos en el país, lo cual es muy peligroso, ya que los partidos son los que mayor influencia actual poseen en la configuración del sistema político del estado mexicano, y por consiguiente un mal manejo de estrategias políticas se traduciría casi de inmediato en un posible mal manejo de la administración pública y de la política pública en general.

Es por tanto que los ciudadanos tanto en el plano individual como en el plano colectivo, a través de agrupamientos o asociaciones, deben  reflexionar hacia donde se está dirigiendo el estado mexicano y hacia donde la ciudadanía considera que debería dirigirse, toda vez que el soberano máximo en una república debe ser el conjunto de los ciudadanos que la conforman. Al final los ciudadanos residimos en territorio del estado mexicano y nos consta la forma en la que está siendo manejado, pues esta entidad llamada estado mexicano es nuestro actual hogar y por propia necesidad es imprescindible la exigencia de cuidarlo y repararlo, vía mejores autoridades y la puesta en práctica de políticas públicas adecuadas y la aplicación irrestricta de la ley.