Riqueza cultural mexicana y consumo absurdo
Foto. Cortesía

POR: ENRIQUE RIVERA HERNÁNDEZ.

En diversas ocasiones, algunas casas “diseñadoras” de moda  y marcas altamente reconocidas en ese medio, han generado controversia acerca numerosos intentos de plagio de algunas características de la cultura mexicana.

Mattel, Carolina Herrera, Louis Vuitton, Isabela Marant, la marca española Zara dependiente de Inditex, la marca Levi’s, son tan solo algunas de las que se podrían mencionar.

En 2018, la empresa Mattel, lanzó a venta la muñeca barbie Frida Kahlo; dicha empresa dijo haber obtenido los permisos correspondientes a partir de un acuerdo firmado con “Frida Kahlo Corporation”, corporación que nace desde 2005, pues Isolda Pineda Kahlo vende los derechos de autor acerca del Nombre, el concepto y los signos distintivos de la artista visual a dicha empresa privada, Isolda es hija de Cristina Kahlo, hermana de la artista visual Frida Kahlo. 

Ya en Junio de 2019, la titular de la Secretaría de Cultura Alejandra Frausto, envío una carta a la marca Carolina Herrera por el lanzamiento de su colección resort 2020, en donde mostraba plagio de algunas características artesanales de la Cultura Mexicana, en específico de los Estados de Hidalgo, Oaxaca y Coahuila, banalizando la significación cultural nacional a partir del argumento de “apropiación cultural”. Posteriormente en un comunicado la marca expresa “la emblemática casa de moda reconoce el trabajo textil y artesanal, diverso y maravilloso, de los artesanos mexicanos en su colección  inspirada por los ricos colores de su cultura y técnicas artesanales”. 

También en Julio de 2019, la Secretaría de Cultura Federal exhorto a la casa Louis Vuitton, a no utilizar la riqueza cultural del Estado de Hidalgo en algunos de sus diseños de muebles; sin embargo, con todo y ello la marca presentó en la feria de arte Zona Maco en 2020 una nueva colección, titulada The Colorful Journey, en donde se entró en controversia, pues presentaba alebrijes realizados en Oaxaca como propios de la marca.

El 29 de Octubre de 2020, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, el INPI, le pidió a la “diseñadora” francesa Isabela Marant, no utilizar diseños artesanales de comunidades del estado de Michoacán.

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Y en 2021, se le volvió a enviar una carta a la marca española Zara, pues ya en el año de 2016 y 2018 habían existido casos de plagio de bordados del Estado de Chiapas; sin embargo, en 2021 el gobierno mexicano exige una explicación por parte de esta marca  exponiendo, “con qué fundamentos se privatiza una propiedad colectiva”, los diseños plagiados del año 2021 eran provenientes del Estado de Oaxaca.

En el mismo año 2021, la marca Levi’s presento una colección de pantalones y chamarras con bordados característicos de la cultura Mazateca del Estado de Oaxaca, por ello mismo, una ocasión más la Secretaría de Cultura Federal por medio de una carta solicito “se explique públicamente con qué fundamentos se comercializa y privatiza una propiedad colectiva, haciendo uso de elementos culturales cuyo origen está plenamente documentado, y cómo su utilización debe retribuir en beneficios a las comunidades creadoras”. Ante tales reclamos de plagios, la marca decidió cerrar la tienda ubicada en el centro histórico de Oaxaca.

Por último, en este año 2022 se pasa del plagio a la venta de la riqueza cultural de México, pues ya el 28 de Enero en París se realizó una subasta de 30 piezas arqueológicas en donde la venta oscilo entre los 80 y los 500 Euros por pieza. Agregado a ello este 11 de febrero de 2022, se llevará a cabo una nueva subasta en París, con el título “Art Précolombien-Arts Premieres”, en donde en esta ocasión serán 50 piezas arqueológicas Mexicanas las que formarán parte del catálogo de venta.

Así que, asumiendo el gran valor cultural de la Nación Mexicana, reconociendo lo que conforma toda una historia social, cabría preguntarse, ¿es ético lucrar con lo realizado por alguien más de manera tan aberrante? en este caso el pueblo de México, y también preguntarse ¿vale la pena realizar este consumo absurdo? En donde los únicos beneficiarios serán los mercaderes y no los productores originarios.  

Agregado a lo anterior, quizá también con estas situaciones, es momento de ratificar la construcción de identidad nacional desde los pueblos originarios, desde la cosmovisión colectiva de la multiculturalidad y asumir la “artesanía” como procesos creativos completamente complejos como el arte en sí mismo.