Lázaro Cárdenas
Foto: Cortesia/Gerardo A. Herrera Pérez.

El sistema de seguridad social, constituye uno de los ejes de los derechos humanos; hoy no solamente el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), atiende cuestiones de seguridad social; al igual lo hacen Petróleos Mexicanos, el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas de México, que es un organismo descentralizado federal, encargado de las prestaciones clínicas, asistenciales, culturales, entre otras, para todos aquellos miembros de las corporaciones militares y de las fuerzas armadas nacionales. Entre otros de carácter local, como la es el ISSMYN, que opera la seguridad social de los trabajadores del Estado de México y sus Municipios.

Existen otros  instituciones cuyas funciones se pueden caracterizar válidamente dentro del ámbito de la seguridad social, bien por fortalecer la prestación esencial que es el salario, bien por brindar cultura, recreación, esparcimiento, entre otros.  Así podríamos mencionar el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (FOVISSSTE), el Fondo de la Vivienda Militar (FOVIMI), EL Fondo de Fomento y Garantía para el Consumo de los Trabajadores a (FONACOT), el Consejo Nacional para la Cultura y Recreación de los Trabajadores (CONACURT).

Consideramos que las instituciones señaladas deben de atender sin discriminación y con igualdad sustantiva a las y los mexicanos, que tengan derechos de acuerdos a sus políticas públicas y marcos normativos; nadie al margen de la ley por cuestiones de orientaciones sexual o bien identidad, o expresión de rol de género, todos con igualdad ante la ley y oportunidades y en contra de la discriminación.

Cada institución tendrá que proponer por las vías legales al Poder Legislativo Federal, las modificaciones sustantivas  a sus marcos normativos  para evitar la exclusión, y violaciones recurrente de los derechos humanos de las personas, que viven en diversidad sexual distinta a la heterosexual, y sobre la cual se ha querido imponer la heteronormatividad; en este sentido y frente a un concepto de diversidad cultural, social y, sexual, ya reconocido por nuestro marco normativo y con ello, se podrán hacer las adecuaciones normativas a los reglamentos de dichas instituciones, para las modificaciones a las políticas públicas y respeto a los derechos humanos de las personas, pero primero se requieren las reformas legales que están en manos del Poder Legislativo.

Ayer en un hecho histórico el Senado de la República, Con 110 votos a favor, y ninguno en contra, se aprobó por unanimidad una reforma en el Senado, en donde que igualan los beneficios en materia de seguridad social a parejas del mismo sexo, así como las pensiones por viudez para los hombres y mujeres y guarderías para sus hijos. Ahora esperar trámites administrativos  para su publicación por parte del Ejecutivo.

Esta aprobación es resultado de una lucha de años y de muchos actores políticos y sociales de ayer y de hoy, una lucha que ha logrado incorporar en el discurso legislativo de seguridad social las ausencias y permitir resolver asuntos que igualan las emergencias de la llamada conceptualmente diversidad sexual. Una lucha que se debatió en las calles, en las oficinas de funcionarios públicos y legisladores, en los espacios públicos, que se ventilo y discutió en el Poder Judicial de la Federación, dando amparos a los quejosos de violaciones de los derechos humanos, que se han tenido exhortos, recomendaciones, sentencias y demás actos jurídicos y hechos sociales que han sido importantes para este momento de aprobación en el Senado.

Una lucha donde también han aportado algunas de las instituciones públicas como El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y algunas comisiones locales. Es decir, esto es un resultado de muchos y muchas, un resultado a favor de la igualad y no discriminación, un resultado que fortalece los derechos humanos y la dignidad de quienes vivimos con una orientación sexual a la hegemónica o tenemos una identidad de género diferente.

Pero también es resultado de una lucha de organizaciones de la sociedad civil, de colectivos, y demás expresiones que contribuyeron desde muchos puntos del país, es un logro social, sin nombres y apellidos, pero sí de reconocimiento a quienes iniciaron las primeras acciones hace ya más de cuatro décadas,  hace más de ocho años, también ellos tienen un reconocimiento.

Por ahora, se requiere de un impulso fuerte y sostenido para la armonización de todas aquellas instituciones federales que requieren de actualizar sus marcos normativos y dar paso a legislaciones incluyentes y que respetan los derechos humanos, desechando con ello, todas aquellas normatividades con contenido heteronormativo que excluyen a la comunidad diversa sexual  y son altamente homófobas y discriminatorias; hoy podemos apreciar un cambio en el paradigma social, no obstante, debemos de recordar que cualquier cambio obedece a procesos y luchas sociales anteriores y de luchas actuales, ambas luchas son complementarias.

En este sentido, debo reconocer la importancia del trabajo de actores sociales de la diversidad sexual, así como de actores políticos que ejecutan sus decisiones en apego a las leyes sin ideologías machistas, misóginas, racistas, neocolonialistas, homofobas, lesbofóbicas,  xenófobas y transfóbicas.

Se avanza, desde hace más de 40 años, con un permanente trabajo como ya lo señale: individual, en ocasiones social, en otras de colectivos, pero al final todo suma, porque es complementario; la complementariedad nos da la idea de la importancia que tiene todo el trabajo individual, social, colectivo y, de organización.