Si no hay plástico ¿Qué hacemos
Si no hay plástico ¿Qué hacemos

Una parte importante de la agenda medioambiental en el mundo se ha tornado para invertir en proyectos de investigación que puedan generar alternativas para el plástico. Lamentablemente desde ladrillos de orina hasta distintos materiales hechos a base de hongos o algas no han podido sustituir la oferta y las especialidades en las que el plástico se utiliza, pues, dada la enorme variedad de los productos que se originan del plástico y sus características únicas como la impermeabilización, la garantía de esterilización y otras, el plástico se ha convertido desde los años  70 en un instrumento básico de muchas industrias que dependen de las características del producto, por lo que la batería de productos sustitutos  como los que a continuación enumeraremos:

  • Plástico “cultivado” a través de hongos
  • Vasos desechables de seda y camarones
  • Papas para producir plástico
  • Lana mineral
  • Ladrillos de orina
  • Tablones de partículas más ecológicos

Pueden si bien, solventar una parte de la necesidad social, no lo harían ni con la misma calidad y mucho menos al mismo precio. Tenemos pues un conflicto claramente establecido entre costo de producción y utilidad y costo de investigación y servicio, en ese sentido la industria del plástico, aunque tiende a ser sustituida por una amplia variedad de industrias como las que estamos enumerando, lo cierto es que en el corto plazo difícilmente pueda ser sustituido en su totalidad y sobre todo para aquellos aspectos especializados en los que se ha tornado como un insumo prácticamente indispensable. Pensemos en la industria de aislamiento electrónico, pensemos en los componentes plásticos y los microcomponentes, y pensemos desde luego en la industria médica hoy tan en boga por el COVID-19 donde sin esta herramienta sería infinitamente más difícil alcanzar los niveles de aislamiento que requiere un virus de las medidas del SARS COV-2.

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El nivel de desarrollo tecnológico actual, requiere una inversión concentrada para desarrollar soluciones, esto es, no se trata de si existe la base para el desarrollo tecnológico para sustituir los plásticos en el abstracto, sino de quien y cuánto cuesta generar productos que puedan estar disponibles en un mercado mundial consolidado, en síntesis, es preciso que se generen políticas no solo restrictivas, sino que impulsen y financien la investigación que podría hacerse precisamente de los recursos que la industria hoy paga en impuestos, por lo que antes de restringir hay que entender el espacio de uso y mercado de los plásticos e iniciar una dinámica profunda de sustitución paulatina y planeada.