Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Morelia, Michoacán.- El silencio es total, solamente interrumpido por el sonar de los tambores que encabezan una de las procesiones más representativas de México y que acompaña en su dolor a Nuestra Señora de La Soledad.

La matraca monumental de la Catedral de Morelia indicó que el Vía Matrix había empezado y en la Calzada Fray Antonio de San Miguel, un grupo de mujeres con tambores inician con la marca del paso.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Avanzan a paso lento cada una de las 22 cofradías que componen este año la Procesión del Silencio; algunos encapuchados, otros mostrando el rostro, todos el el semblante serio, porque son parte del cortejo fúnebre.

Con el marcar del paso, parecía que bailan un vals, dan pasos de un lado a otro y así continúan hasta llegar frente a Catedral, dónde el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias, ya está en su lugar para admirar el paso de cada imagen y sus custodios.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

El silencio en el que está la también llamada “calle real”, se ve interrumpido por el sonido de tambores y cornetas que vienen tocando un himno de luto, adelante de ellos, jóvenes con banderas de tul morado y plata saludan al sacerdote.

La matraca monumental anuncia que Nuestra Señora de la Soledad está cerca; se hacen más intensos los golpes que a cada paso dan los tambores y llega en andas frente a Catedral, la imagen de la virgen María alumbrada por luminarias de cera.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

 

“Son momentos de dolor profundo y lo importante no es lo que se dice, si no saber que ese dolor es compartido y tener a la vez la seguridad de que quien está a su lado está llevando ese sufrimiento. Es ahí donde sobran las palabras y hablan los silencios, hablan los gestos, el llanto las lágrimas, el abrazo, el beso, la mirada”, dice Carlos Garfias.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Al darle el pésame a la la madre de Jesús, llama a los michoacanos a sentir “preocupación por la humanidad”… y guarda silencio, sus ojos se llenan de lágrimas y el arzobispo después de un lapso de tiempo y con la voz entrecortada continúa.

“Ninguna madre debería pasar por momentos como este porque ningún ser humano debería pasar por lo qué pasó Jesús. Qué ha ocurrido en el ser de los hombres para ser capaces de producir tanto sufrimiento, dolor y castigo; incluso la muerte. Tristemente existe la degradación, el abandono, la pobreza, secuestros y violencia, descuido de personas mayores, malos tratos a mujeres y manipulación de embriones asesinados, desprecio contra los migrantes; y en todo ello mentira, injusticia, incomprensión y soledad”, dice.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Carlos Garfias ora para que en el mundo regrese la paz y considera una fatalidad que “quien va contra la raza humana, sea el propio hombres; no será porque a volteado la espalda a Dios. Al alejarse de Dios y dejarlo niega su origen, su bondad, su misión y su propio ser, construyamos un mundo más humano y justo y veamos en el rostro del Nazareno y la Dolorosa, los rostros de la violencia y la inseguridad”.

Concluye, quienes llevan en andas a la virgen la levantan, empieza a sonar el Ave María y la matraca monumental anuncia el retiro de Nuestra Señora. Regresa el silencio, toma su camino y se aleja lentamente.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana