Terminas y te vas
Foto. Cortesía

Hace 20 años, un idiota se consagraría en la historia mexicana por pronunciar una frase muy similar, no por sus logros como presidente de la república, no por significar el cambio que tanto prometió y que nunca cumplió, sino por hacer gala de la imprudencia y la estupidez, a nivel internacional, Vicente Fox es recordado por el “comes y te vas” antes que por su opaco y vulgar papel como presidente de una nación a punto de desangrarse. Los manifestantes que el domingo se han conglomerado para rechazar la revocación de mandato y defender al INE, serán recordados también, de forma burlona, por la consigna que sus mantas y cartulinas vestía, y es que, aunque parezca absurdo, nuestro país es tan surreal que en pleno aniversario de aquel formidable desatino, los símiles del inútil ex presidente repiten la hazaña, con un pleonasmo excelso, “AMLO terminas y te vas”.

            Faltan 10 días para que la jornada de revocación de mandato se lleve a cabo, impulsada por López Obrador, dicha actividad simboliza un ejercicio democrático por excelencia, empodera al ciudadano, otorga credibilidad a un sistema de partidos que ha ido perdiendo terreno frente a la apatía originada por la corrupción, discursivamente vuelve al centro del ejercicio del poder al individuo, al colectivo, al pueblo; sin embargo, con todo lo benéfico que puede resultar un ejercicio de tal magnitud para la vida pública del país, un sector de la población sigue mostrando resistencia y pronunciándose en contra de éste, así como el “comes y te vas”, el “terminas y te vas” no es tan simple y encierra muchas connotaciones.

            No es un secreto para nadie que el presidente hoy puede presumir una aprobación cercana al 70%, lo cual, frente al ejercicio de revocación de mandato, lo pone en una posición privilegiada, a su vez, tampoco es un secreto que la oposición, al carecer de un proyecto sólido que logre identificarse con la gente en las calles, recurre al golpeteo porque sí, a las mentiras noticiosas y a las alianzas políticas sin ningún otro fin más que el de derrotar a la denominada 4T, lo cual, está de más decir, no han conseguido… Entonces deberíamos preguntarnos ¿Quién es el culpable? ¿Qué tiene más sustancia y credibilidad? ¿El “nos unen las diferencias” de Va por México y Claudio X. González o el “Primero los pobres” reflejado en los programas de Bienestar de la 4T y López Obrador?

            Es cierto que la oposición se encuentra moralmente derrotada desde que en las urnas, hace ya casi 4 años, el pueblo decidió castigarla y obligarla a permanecer como espectadora en un rincón del país mientras la gran puesta en escena llamada 4T se lleva los aplausos, pero también es cierto que no han hecho nada, hablando en términos reales y robustos, para que las cosas sean distintas. Golpear la revocación de mandato con dichos sin pruebas como que “es un primer ejercicio para que el presidente busque la reelección” o “que es una cortina de humo y una farsa”, no sólo es ruin, como lo es todo lo que es mentiroso, también es revelador, pues proyecta muchos de los pensamientos que la derecha mexicana ha tenido guardados y reprimidos, gracias a la herencia revolucionaria de su gobierno, pero que podemos percibir en actos como las burlas racistas de Lorenzo Córdova, las mentiras de Aguilar Camín, la ignorancia de Chumel y los canticos de guerra cristera que los simpatizantes del FRENNA repetían hace algunos meses en sus movilizaciones.

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            Con el INE existe un tema que tampoco podemos obviar, es decir, no es gratuita la desconfianza que la mayoría de la población le profesamos, y es que con todo lo rescatable que puede tener esta institución, olvidan que nosotros no olvidamos, y así desde el 2006, venimos arrastrando una seguidilla de resultados electorales que han puesto de manifiesto el papel inoperante, por omisión y/o contubernio, de dicho instituto como árbitro electoral imparcial, generando así una atmósfera popular propicia para que la demanda del presidente contra este organismo sea secundada por las grandes mayorías que se han sentido engañadas por los consejeros que siguen cobrando sueldos exorbitantes. Para la derecha, las críticas se vuelven “ataques contra la democracia”, exigirle promocionar la revocación de mandato lo convierte en la victima y a sus detractores anti demócratas de facto, aunque haciendo una breve reflexión, no existe nada as anti democrático que no suscribir una consulta popular.

            Oponerse a la revocación de mandato es una contradicción “democrática”, pues aunque es evidente que el presidente, suponiendo que el resultado sea el necesario para volver la consulta vinculatoria, saldrá bien librado, dicho ejercicio es una herramienta electoral que heredaremos a las siguientes generaciones y qué, con el seguimiento y trabajo adecuado, podría extenderse a los tres niveles de gobierno y en  los tres poderes de la unión, generando un sisma democrático real donde el pueblo, como único ente capaz de alterar de manera inalienable su forma gobierno, tendría total autoridad sobre sí mismo.

            Curiosamente quienes se oponen a la revocación de mandato son los mismos que acusaron el desbasto de medicamentos, los mismos que deseaban la tragedia pandémica del COVID, los mismos que desprecian el AIFA por la venta de tlayudas, los mismos que ven el triunfo y el éxito en otra bandera, los mismos que llaman léperos a los trabajadores, los mismos que votaron por Ricardo Anaya, los mismos que vociferan por energías limpias y tienen 5 autos, los mismos que claman ecocidio en el Tren Maya y Dos Bocas pero que gozan del All Inclusive al que van tres veces al año en Bacalar y Tulum, los que apoyaron a Iturbide, los tapetes de Maximiliano, los pistoleros de Porfirio, los cristeros, los priistas de la guerra fría, los hijos de quienes aplaudieron a Fox el “comes y te vas”, los que temen ser revocados si en el futuro ostentan el poder, los que perdieron sus privilegios, los que siempre pues, han chingado a la nación.

            No personalicemos las cosas, los poderosos, los ricos, pretenden que mientras sus empleados les sirven la comida y les lavan su ropa interior, estos, aprendan a odiar al presidente de la misma forma en que ellos lo odian… Que los ricos  y los poderosos se paguen un psicólogo, que lean sobre derechos humanos, que salgan a votar este 10 de abril y que aprendan a lavarse la ropa.